Ayer quedó demostrado en el Maestranza que Arcángel tiene hoy por hoy las llaves del cante jondo. Si esas llaves algún día, como dice la copla, se las llevó Manolo Caracol, hoy las tiene el cantaor onubense. Zambra 5.1 es su consagración, además de su último espectáculo. La hipotética obra con la que soñaba Caracol despedirse de los escenarios. Ayer volvió al escenario para hacerlo en la voz del joven cantaor. Un montaje que sólo podía llevar a escena Arcángel, al único que se le puede permitir esa puesta en escena innovadora aprovechando las tecnologías y el audiovisual envolvente, esas que tarde o temprano terminará llegando al flamenco. Innovó, una vez más Arcángel. Creó, como hace cada vez que se sube a un escenario y demuestra la valía de su voz. El don de la continuidad en el cante. Su don más prodigioso y que levanta el olé. Su voz.
Una obra innovadora y revolucionaria en la puesta en escena, sin miedo a equivocarse, porque cuando las cosas se hacen desde el espejo de lo antigüo y sabiendo lo que se hace, ese miedo no existe. Su creación está apoyada, en la parte musical, en lo mas clásico del cante jondo, en el repertorio del genial maestro sevillano. Ese repertorio es el que le sirve para convertirse en el revolucionario del cante flamenco, como en su época lo fue el propio Caracol con sus memorables zambras, Juan Talega, Pastora Pavón o el propio Camarón de la Isla. Sin embargo y ahí está su grandeza, que a pesar de cantar las letras de Caracol, no recuerda a él. Eso pocos saben hacerlo. Arcángel recuerda a Arcángel. Aporta sus propias cosas, su esencia, su voz. Sin miedo al purismo, dejando a un lado el viejo debate de lo antigüo y lo moderno, y lo que está por venir. Como decía él mismo en su primer disco, "el que la lleva la entiende". Y Arcángel la entiende. La entiende, la crea, se recrea. En esta arriesgada aventura musical, se acompaña en el escenario de artistas como los guitarristas Miguel Ángel Cortés y Daniel Méndez, la bailaora sevillana Pastora Galván, el pianista Dorantes y el gitano toreo de Javier Condo. Todos se dejan llevar por el talento del de Huelva y pasean con maestría allá por donde presentan Zambra 5.1 un espectáculo con el que está revolucionando el cante flamenco, base de los cambios necesarios, como todo en la vida. Bienvenido, espectáculo como éste hechos desde el conocimiento, del respeto en la grandeza del cante jondo. Sólo así, desde ese conocimiento y ese respeto, se puede hacer revolución en el cante flamenco.
Una obra innovadora y revolucionaria en la puesta en escena, sin miedo a equivocarse, porque cuando las cosas se hacen desde el espejo de lo antigüo y sabiendo lo que se hace, ese miedo no existe. Su creación está apoyada, en la parte musical, en lo mas clásico del cante jondo, en el repertorio del genial maestro sevillano. Ese repertorio es el que le sirve para convertirse en el revolucionario del cante flamenco, como en su época lo fue el propio Caracol con sus memorables zambras, Juan Talega, Pastora Pavón o el propio Camarón de la Isla. Sin embargo y ahí está su grandeza, que a pesar de cantar las letras de Caracol, no recuerda a él. Eso pocos saben hacerlo. Arcángel recuerda a Arcángel. Aporta sus propias cosas, su esencia, su voz. Sin miedo al purismo, dejando a un lado el viejo debate de lo antigüo y lo moderno, y lo que está por venir. Como decía él mismo en su primer disco, "el que la lleva la entiende". Y Arcángel la entiende. La entiende, la crea, se recrea. En esta arriesgada aventura musical, se acompaña en el escenario de artistas como los guitarristas Miguel Ángel Cortés y Daniel Méndez, la bailaora sevillana Pastora Galván, el pianista Dorantes y el gitano toreo de Javier Condo. Todos se dejan llevar por el talento del de Huelva y pasean con maestría allá por donde presentan Zambra 5.1 un espectáculo con el que está revolucionando el cante flamenco, base de los cambios necesarios, como todo en la vida. Bienvenido, espectáculo como éste hechos desde el conocimiento, del respeto en la grandeza del cante jondo. Sólo así, desde ese conocimiento y ese respeto, se puede hacer revolución en el cante flamenco.
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